Llamar

Vuelve la belleza natural

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Ya lo decía el dramaturgo británico John Fletcher allá por el siglo XVI: “La belleza, cuanto menos vestida, mejor vestida está”.

Y es que, aunque en Elite by Julia Vega, nuestras escorts tienen estilos y características muy dispares, seguimos abogando por el valor de la belleza natural, esa que no requiere artificios ni adornos. Huelga decir que toda mujer es hermosa en sí misma, al igual que todas nuestras escorts de lujo que, si bien algunas han invertido en su propio cuerpo mejorando aspectos con los que no estaban plenamente satisfechas, destacan por llevar la prerrogativa del estilo y la belleza natural a su máximo exponente.

Porque hay una cosa segura, la belleza clásica nunca pasa de moda. En los tiempos que corren, donde la tecnología y los estímulos externos nos invaden, donde estamos rodeados de opciones y forzados cánones de belleza, sigue impresionando la mujer que, únicamente ataviada con un vaquero, una camiseta blanca y la melena al viento, camina con decisión y seguridad. En esta sociedad en la que ya hemos visto prácticamente de todo, Elite by Julia Vega y sus escorts, refuerzan el regreso a los básicos y los clásicos.

Volvemos a admirar un pecho natural en lugar de siliconado, con movimiento y suave textura, con caída, con forma y flexibilidad, cuyo tacto reporte sensaciones de las que erizan el vello y ponen la piel de gallina.

Volvemos a las pieles desnudas, que cuentan la historia propia a través de sus curvas e imperfecciones. Sin tatuajes, sin tintas, sin piercings, solo la verdad de su desnudez, la pureza más abierta de este mundo.

Volvemos a recuperar el pelo sedoso, suelto y desenfadado que se enreda entre los dedos cuando nos fundimos en un beso. Olvidamos las extensiones y la decoloración, sabiendo que, cuando más hermosa está una mujer, es con las mejillas encendidas recién levantada, luciendo la camiseta del hombre con el que durmió y el pelo revuelto y ondulado cayendo sobre la frente.

Recuperamos las manos ágiles, vivas y sencillas, sin sobrecargar de anillos y uñas de pantera, porque para arañar espaldas y acariciar el deseo no son necesarias. Vuelven a llevarse las uñas pulidas, femeninas y delicadas, que no destaquen más que una mirada. Se llevan los tonos nude, manicura francesa o el clásico rojo pasión que tan de moda estaba en los 50 y que tantos suspiros ha robado durante décadas.

Sin duda alguna las modas y los tiempos cambian, pero, por más imágenes llamativas que torpedeen nuestro día a día, sabemos que el estilo, la elegancia y la clase no la dan ni el bisturí ni el conjunto de chaqueta más caro del mercado. El minimalismo está en auge, menos es más, la clave no reside en la opulencia, sino en la agudeza. En saber moverse, en saber sonreír, en saber mirar a los ojos con convicción y seguridad, en ser capaz de transmitir la imagen de mujer empoderada porque se cree firmemente en ello. Eso, sin ornamentos ni aderezos, es lo que convierte a una mujer en realmente hermosa.

Ahora se lleva y se disfruta el estar frente a una mujer poderosa que luzca su verdad con orgullo, con un estilo trabajado pero sencillo, sin exceso de joyas ni maquillaje que le resten protagonismo.

Ella, en todo su esplendor. Ella, con la imagen más provocativa que pueda ofrecer. Ella, sin impedimentos que compliquen el acercarse a su piel. Ella, en todo su esplendor.

Julia Vega
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